Hablemos sobre la felicidad
Aprende lo que la ciencia y el budismo enseñan sobre la felicidad.
Todos queremos ser felices y disfrutar de la vida.
Ese deseo es lo que nos impulsa a despertar cada mañana, a perseguir nuestros sueños y a construir relaciones.
Y sin embargo, surge algo muy paradójico…
La mayoría de nosotros no sabemos ser felices.
Y peor aún, la mayoría de nosotros vivimos en el extremo opuesto: la infelicidad.
Lo vemos en los rostros cansados del metro, en la calle y en las redes sociales.
Pero donde más nos golpea esta realidad es al observarla en nuestros seres queridos y, sobre todo, al reconocerla en nosotros mismos.
Es precisamente al reconocer esa infelicidad en nuestras propias vidas cuando podemos ver un patrón recurrente:
Proyectamos la felicidad como un tesoro enterrado en el futuro.
La imaginamos como una meta que alcanzaremos cuando se cumplan ciertas condiciones: ya sea ese viaje soñado, lograr un ascenso, encontrar la pareja ideal, o incluso algo más simple como comprar el nuevo iPhone.
Y aunque ocasionalmente alcanzamos estas aspiraciones y experimentamos destellos de alegría…
Pronto nos encontramos de nuevo en el punto de partida, trasladando el horizonte de la felicidad hacia una nueva meta distante.
Es hora de romper este ciclo…
Así que me puse a investigar cómo lograrlo, lo que me llevó a una pregunta fundamental.
¿Qué nos dice la ciencia sobre la felicidad?
En 1938, Harvard inició uno de los estudios más fascinantes sobre la felicidad.
Durante 80 años, investigaron la vida de dos grupos muy distintos:
Estudiantes de Harvard
Jóvenes de los barrios más pobres de Boston
Recopilaron datos de todo tipo: salud física y mental, logros profesionales, relaciones personales y niveles de ingresos.
Los resultados iniciales parecían confirmar lo que todos pensábamos: el estatus social y el dinero era lo más importante para una buena vida.
Pero conforme pasaba el tiempo, descubrieron algo sorprendente...
Había un factor mucho más importante que el dinero o el éxito:
La calidad de las relaciones humanas.
Quienes contaban con vínculos cercanos y significativos no solo vivían más, sino que gozaban de mejor salud y se sentían más felices.
Por el contrario, la soledad resultó ser tan dañina como fumar o tomar alcohol.
¿Y en qué consiste una “buena relación” según el estudio?
No se trata de tener cientos de amigos, sino de sentirse realmente conectado, apoyado y comprendido por las personas que importan en tu vida.
Al investigar sobre el estudio, quedé sorprendido del enorme valor de nuestras relaciones.
Pero también sentí que algo faltaba:
Había un componente crucial de la felicidad que este estudio no abordaba.
Se trata de una sabiduría milenaria que el budismo ha enseñado durante siglos…
El ciclo de apego y aversión (y el camino hacia la libertad)
Buda enseñó hace 2,500 años que todo sufrimiento proviene del apego y la aversión:
Del deseo de ser felices o experimentar placer, y de la necesidad de huir de cualquier forma de dolor o incomodidad.
También nos mostró el camino hacia la liberación, que abarca varios aspectos; sin embargo, aquí me enfocaré en dos pilares fundamentales:
Vivir con aceptación
Vivir en el momento presente
Esto significa que, sea cual sea la experiencia que surja en nuestra consciencia —placentera o dolorosa—, la observamos y la aceptamos.
No intentamos quitarnos de encima el sentimiento, ni deseamos que las cosas fueran distintas.
No nos aferramos a ninguna sensación temiendo su fin.
Así, dejamos de alimentar el sufrimiento que surge al resistir el presente…
Y al hacerlo, según Buda, podemos encontrar la verdadera liberación.
Al unir esta enseñanza con los hallazgos científicos podemos ver claramente que la felicidad no se encuentra en el dinero, la fama y el éxito.
No está en buscarla, quererla y desearla.
Más bien, se manifiesta de forma mucho más simple:
En vivir el momento presente con aceptación y compartirlo con quienes amamos.
Es así de sencillo.
Y, sin embargo, solemos vivir de manera totalmente opuesta a esta filosofía.
Nos pasamos la vida trabajando para "conseguir" la felicidad, sacrificando precisamente aquello que nos la brinda: nuestras relaciones y el momento presente.
Es una paradoja tan extraña que lo único que podemos hacer es reírnos un poco de ella.
Bueno, no es lo único.
También podemos empezar a cuestionar esos hábitos y creencias que heredamos sin elegir - de la escuela, la familia y la sociedad.
Los hábitos y creencias de que la felicidad es algo que conseguirás cuando termines la universidad con honores, cuando logres el ascenso que tanto deseas, cuando te compres el auto de tus sueños…
Y es que la verdadera felicidad no es algo que encontraremos en el futuro.
Está aquí contigo, en este momento.
Solo necesitas aprender a habitarlo plenamente, dejando que las preocupaciones del futuro y los remordimientos del pasado se disuelvan en él.
Por eso, te propongo esto para la próxima semana:
Disfruta de tus amigos y familia.
Comparte historias y risas alrededor de la mesa.
Y al hacerlo, habita plenamente el momento presente….
Sin intentar cambiarlo, siendo simplemente ese espejo donde todas las sensaciones se reflejan.
Eso es todo por esta semana.
Un abrazo,
Matias
Que palabra tan bello . Muchas gracias..